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La desconocida historia de Flor Vigna

Flor Vigna se consagró en Carlos Paz como La chica del verano. La actriz, que es parte de Abracadabra (Teatro Holiday, doble función de martes a domingo), fue votada por los lectores del diario La voz del interior y se quedó con el premio más deseado de la temporada.
Pero detrás de este presente exitoso y cargado de alegría, hay una historia de lucha y esfuerzo que muchos no conocen y que hoy ella, en diálogo con Clarín, tiene muchas ganas de contar. "El premio se lo vincula al físico y las otras candidatas eran unas bombas, pero yo creo que tiene que ver con otra cosa, con todo lo que la peleamos para estar acá", sostiene la joven de 22 años, que acaba de despertarse luego de una noche de festejo.


Y cuando Vigna dice que la peleó, se refiere literalmente a que la peleó. Una forma de ser que le transmitieron sus padres, quienes la trajeron al mundo cuando eran muy jóvenes e hicieron hasta lo imposible para que nunca le falte nada. "Los primeros dos años de mi vida no teníamos casa y dormíamos en el negocio familiar. Mis viejos tenían una especie de kiosco, pero en realidad vendían todo lo que les hacía falta a los vecinos. Me acuerdo que había una pila de pañales, de esos que vienen en bolsas de un metro y medio, y jugábamos a la lucha con mi hermano Migue ahí. La pasábamos genial, no es que tengo un mal recuerdo. Eso sí: mis papás laburaban hasta en Navidad y Año Nuevo. Hubo mucho esfuerzo de parte de ellos. Eran dos chicos que no tenían nada pero que igual siempre nos dieron todo", explica.


Flor es de Floresta, el barrio donde se crió y aún viven sus amigas. Las mismas que conoció hace muchísimos años en el club All Boys y que la siguen "bajando a la Tierra". De chica, bailaba en el living de su casa y obligaba a su familia a que mire las coreografías que le copiaba a Xuxa. Algo que convenció a su mamá de aceptar que a los 11, su hija comience a tomar clases de actuación en un centro cultural del barrio. "Después, a los 17, ingresé a la Fundación de Julio Bocca, pero con una beca", recuerda. Y hace foco otra vez en el esfuerzo: "Me hacían atender el teléfono o cambiar el papel higiénico del baño. Era la manera en la que, sin pagar, podíamos ayudar a la academia. A mí no me molestaba, todo lo contrario".


Así fue que la actriz estudió 3 años en la fundación del prestigioso bailarín. Y cuando estaba por terminar la carrera se le presentó la que sería la oportunidad de su vida: el casting de Combate, el programa de desafíos físicos que emite Canal 9. Ella dudó mucho qué hacer: ¿estaba bien dejar de lado su formación por entrar a un ciclo televisivo? No lo sabía. Pero lo hizo. Y el tiempo le dio la razón. Hasta ese momento, según sus propias palabras, "actuaba en teatros chiquitos" y se la "pasaba más volanteando que arriba del escenario" para que la gente la vaya a ver. Pero Combate cambió sus días por completo. "Yo no creía en los castings y hasta ese momento estudiaba comedia musical. Me acuerdo que me dieron el número 807. Hice la fila, fui, hablé y... ¡quedé! No lo podía creer", rememora.


Antes de eso, Flor se había presentado en todo tipo de castings. Incluso en uno de Ideas del Sur para ser bailarina. "No quedaba y llegaba a casa como frustrada. A veces pensaba que ya no había lugar para la gente nueva, pero después me di cuenta de que sí", sostiene. Pocos años después, luego de que sus fans insistieran mucho para verla en ShowMatch (El Trece), Marcelo Tinelli pondría la vista en ella y la convocaría para ser soñadora de Pedro Alfonso. El resultado es conocido: ganó el Bailando 2016 en una final muy peleada con El Polaco.

Hoy, desde Carlos Paz, donde es parte de una de las obras más vistas del verano, Vigna sostiene que 2016 fue el primer año en el que se le "empezaron a dar cosas raras". Y pese a que afirma que nunca fue "cholula", aún se sigue sorprendiendo al trabajar y compartir escenario y eventos con figuras que antes sólo veía por la televisión. "Si hubiera querido predecir lo que me iba a pasar, claramente no hubiera podido", cierra, emocionada. Una chica del verano diferente, con una historia con el esfuerzo y la perseverancia como marca registrada.