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Las fiestas en Reñaca, una atracción al atardecer

Acaban de bajar a la playa. Hoy se les hizo tarde. Lo ideal es llegar no mucho más de las 16, antes de que se llene. Son casi las seis de la tarde y cuesta encontrar un buen lugar entre los sectores cuatro y cinco de la playa, donde se concentran los de 20 años. "Al menos queríamos pisar un rato la arena antes de meternos en el after", dice Martina Sánchez, una de cuatro amigas del barrio de Belgrano, en Capital.



Es la primera vez que vienen a Reñaca y la noche anterior, en una previa, no pararon de hablarles de los after beach, esas tres terrazas con vista a la playa que cuelgan de la base del cerro y que "revientan de gente" cuando empieza a caer el sol. Por eso, en una hora y así como están, con la ropa de playa, van a cruzar la calle de la costanera para unirse a esa fiesta que se volvió el epicentro de los argentinos en este balneario.

Se nota que Reñaca es de ellos: de los más jóvenes. O casi. Como lo fue Ferrugem hace unos años en Brasil. Esta playa, a 20 minutos de Viña del Mar, que históricamente coparon los mendocinos, desde hace dos veranos también concentra a muchos grupos de amigos veinteañeros que llegan de Buenos Aires o Córdoba. Un fenómeno que no deja de estar ligado al boom de las compras en Chile que tanto atrae a los argentinos.


Son las ocho de la noche y en la puerta de Stingray, uno de los tres after frente a la playa, el contador metálico de uno de los empleados que controla la puerta marca 909 personas. "Ayer vinieron mil. Diría que 600 eran mendocinos y 400 porteños", dice el relaciones públicas del lugar, mientras les pide documentos a los que entran.

Al lado, en Summer Beach, en una cabina montada con la trompa de una camioneta, el DJ hace sonar cumbia pop en una terraza donde no entra nadie más. Detrás de su computadora, el encargado del evento, el chileno Claudio Torrejón, cuenta que en los cinco años que tiene esta movida nunca tuvo tanto éxito ni hubo tal cantidad de argentinos como en este verano.


Es más, no sólo es argentino el equipo suyo que recorre la playa durante la tarde repartiendo precintos a las chicas para que entren gratis, sino que buscan que su público sea "100% argentino". Los hombres, en cambio, pagan una entrada por el valor de la consumición. En la barra, lo que más sale es el porrón de cerveza, que cuesta entre 30 y 70 pesos. Las chicas van más por los mojitos, incluso algunos más exóticos con sandía. Al pisco no se le animan tanto y eso que Chile es un lugar ideal para degustarlo.

"Chile se puso de moda entre los porteños y los cordobeses hace dos años -dice la mendocina Julia Terranova, de 20 años-. Y a Reñaca viene todo el mundo por el after." Con sus amigas coinciden en que está bueno que los after terminen a las 23 porque si "les da el cuero", se van al departamento, se duchan, comen algo rápido y llegan a subirse a una de las "liebres", los minibuses que unen Reñaca con los boliches.

Son diez amigas que alquilaron en distintos departamentos. Habitués de esta playa, se aseguraron en septiembre un departamento bien ubicado en el centro de Reñaca, justo en la cuadra donde predominan los jóvenes. "Conseguimos un departamento de un ambiente a 1200 pesos argentinos por día y lo dividimos entre cinco. Y eso que está incluido el recargo por sobrepoblarlo. Pero todo lo que hay cuesta de ahí para arriba", dice Valentina Correa.

Las otras cinco alquilaron un dos ambientes por 2500 pesos diarios. Eso sí: no salen a comer. Les parece igual de caro que en la Argentina. Cocinan o consiguen descuentos en hamburgueserías. "Nos tentamos con ir a Mar del Plata porque hay más joda y los boliches terminan mucho más tarde; acá apagan la música a las 3.50. Pero allá resultaba más caro", cuentan.

Las chicas de Belgrano, en cambio, habían ido a Mar del Plata el año pasado y éste querían una experiencia fuera del país. Lo primero que se les ocurrió fue Brasil. Pero ya con el pasaje, todo les salía más caro que en Chile. Buscaron departamento online por Airbnb y consiguieron uno por 27.000 pesos los 15 días. Sólo se equivocaron, según dicen, en el sector: sacaron frente al 1, cuando la movida está en el 4 y el 5. "Igual, nada es lejos acá -dice Tamara Evans-. Hacemos todo caminando. Si necesitamos un auto, hay un taxista que nos hace de chofer desde el primer día. Pero, para muchos, cuando se hace tarde, la salvación es Uber."

El afterbeach también suma disidentes. "A las 19 es el mejor momento de la playa -dice Ornela Zammitto-. Y la verdad es que a nosotras nos gusta vestirnos y maquillarnos para salir. Ahí terminás a las 23 y después no hay nada para hacer."

Es la primera vez que las cuatro amigas salen juntas de vacaciones. Aún no pueden creer el departamento que consiguieron. Lo señalan desde la playa: es blanco, curvo, en la cima de los departamentos escalonados frente a la costa. Pagan 1400 pesos por día y tuvieron que anticipar el 50% con un giro.

Marcos Tomé y Agustín Honorato, de 24 años, viajaron con dos amigos por cuatro días, lo que les permitió el trabajo. Cuentan que lo que se da en Reñaca este año es curioso: el after, que para muchos reemplaza a la clásica previa, pega más de los de 20 para arriba, mientras que los de 18 copan los dos boliches de la zona. Es decir que los más chicos pueden terminar la noche más tarde. Siempre y cuando los que arranquen a las 19 no sigan de largo hasta las cuatro... Que no suelen ser pocos. Lancino.com.ar